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Mostrando entradas de marzo, 2015

Ad Astra Per Aspera

La vida no se puede medir. Ni siquiera con ese terrible invento del hombre llamado «tiempo». Pero si la vida pudiera medirse, no se mediría horizontalmente, no se mediría en bueno y en malo ni en placentero o desagradable (todos estos son también inventos absurdos del hombre que se piensa cuerdo en su afán por etiquetarlo todo). Debiera la vida medirse verticalmente, como se mide la distancia al cielo. ¿Qué interesa dónde se está parado?, si lo verdaderamente importante es saber qué tan cerca se está de las estrellas, de lo anhelado, del Non Plus Ultra. Qué afán de ponerle nombre a todo, qué afán de saberlo todo, de controlarlo todo. Iluso humano, tus conceptos no rigen al mundo real. No existe más que en tu conciencia lo bueno y lo malo, sólo tantos grados de dificultad como cifras hay entre el uno y el dos. Por eso es que la vida debe medirse verticalmente, con tan sólo solo dos factores variables: la dificultad y el esfuerzo. Y es todo lo que debería ser nombrado y analizado, esta